miércoles, 12 de abril de 2017

Cambio

No es difícil hablar de la Venezuela de hoy, basta leer la prensa, ver las redes sociales o conversar con los amigos para saber que estamos viviendo tiempos muy fuertes. El pueblo no quiere salir de las calles a pesar de la represión y los colectivos armados.
Pero este escrito quiere ir un poquito más allá; y me refiero a que... hacía dónde queremos que vaya nuestro país?
En estos tiempos me resulta casi imposible evaluar a un niño pues, las competencias académicas que debería dominar para su grupo etario, no las domina; y la razón de esto no es otra que, segun parece, ya no es importante que el niño domine los principios del castellano, ni la aritmética, ni la biología (qué es esto), ni la geografía ni la historia; la instrucción pública se basa en "proyectos" desligados de la realidad pero con nombres muy sonoros y... muchas veces esos proyectos tampoco se logran cumplir pues, a mitad de su realización surge alguna orden del ministerios acerca de que hay que celebrar alguna fecha importante, para ellos, y se interrumpe lo que se estaba haciendo para realizar la nueva propuesta.
Lo cierto es que, ¿qué debemos esperar que domine un niño? Nos encontramos con niños de quinto y sexto grado que no conocen la capital de su estado, que no conocen la capital de su país, que no saben quien fue Simón Bolívar, que desconocen qué es un verbo, un adverbio, un artículo. ¿Qué prueba le puedo aplicar para evaluar sus avances académicos?
Y si nos parece que eso es grave, tratemos de evaluar entonces a un joven adolescente cursante de bachillerato o, para complicar más las cosas, veamos el nivel de lectura de un estudiante universitario. Quedaremos desarmados pues, nos encontramos con estudiantes universitarios que no saben leer, cuyo nivel de comprensión es muy bajo, sin hábitos de estudios, sin saber que esperan de la carrera que cursan o ¡de ellos mismos como estudiantes!
No es posible que este estado de cosas siga así; hace falta preocupación por la formación de nuestra juventud y, la implementación de políticas educativas coherentes, que se preocupen por el desarrollo pleno de la personalidad de todo venezolano. ¿Y los padres? Debemos comprender que la formación de los niños comienza en el hogar y es, primeramente, responzabilidad de los padres formar y crear hábitos en los niños. No basta con que estén inscritos en una institución educativa, hace falta la supervisión de los padres, la preocupación por que el niño aprenda y supere las competencias esperadas para que, de forma progresiva, avance en su formación.