lunes, 14 de enero de 2019

El Síndrome de Ulises, una visión particular

La migración del venezolano continúa, no se detiene, se mantiene y no se aprecia cercana solución a esta situación; y las condiciones que han provocado este fenómeno no muestran aún visos de solución.

Por ser tan grande, ha ido creando colapso en los servicios de las ciudades fronterizas, al no estar preparadas para recibir tantas personas en tan rápido intervalo de tiempo; incluso ciudades alejadas de la frontera han visto sobreexigido los servicios que pueden prestar.

Lugar para residir, lugar para trabajar, servicios de salud, otros servicios sanitarios, alimentación, descanso, tiempo libre y más, todo se dificulta para el migrante y, crea malestar en el ciudadano de las ciudades receptoras.

Pero el fenómeno que me motiva en este día, en realidad desde hace mucho tiempo, es que, algunas personas migran con sus hábitos poco sociales y otros, desarrollan conductas que rayan con lo antisocial; todo esto genera una mala visión de los venezolanos en general pues, cómo es bien sabido, las personas tienden a generalizar: lo que alguien hace mal, se le achaca también a todos los demás de su grupo de referencia.

Por esta misma razón me causa dolor, malestar, indignación, cuando se corren noticias acerca de venezolanos que han sido encausados por delitos (hurto, robo, drogas, amenazas, asesinatos), o que han desarrollado alguna psicopatía (fobia social, aislamiento, depresión, crisis psicóticas, esquizofrenia), o que han manifestado accionar negativo y violento hacia otros (agresión, muchas veces a sus parejas, otras veces a sus compañeros migrantes).

No es fácil salir de una situación estresante, más difícil aun si no se cuenta con ayuda; y si, sin salir de una situación que causa ese tipo de presión se llega a a otra en la cual se encuentra otra que aporta tipo de presión, por supuesto que el organismo todo se resiente. De allí la importancia de observar siempre, nuestra vida emocional.

Pero el ser humano tiende a restar importancia a las emociones; a pesar de que siempre escuchamos decir que: "... las emociones rigen nuestra vida"; pero, al no prestarles atención terminan por expresarse de la forma menos esperadas, en la mayoría de las oportunidades. Pero no, tendemos a no pensar en tratar los desequilibrios emocionales. Expresiones como: "ya se me pasará", "no es nada", otras personas están peor", buscan ocultar lo que el organismo quiere comunicar cuando en realidad, a esas manifestaciones precisan ser atendidas antes de que se salgan de control, lo cual ocurre con mucha facilidad y en momentos en que menos esperamos. De allí que la asistencia psicólogica sea prioritaria.

Tratar de restarles valor, pretender minimizar el problema no es solución. Se debe procurar la asistencia profesional para conseguir verdadera ayuda para aliviar este tipo de desvalance emocional. 

 

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